lunes, abril 17, 2006

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Su mirada flotaba sobre el inmenso brazo de agua que acoge a la ciudad cuando se embarcó en un segundo viaje guiado por unos sinuosos acordes de jazz…



Cuando regresó, la gente que colmaba el convoy se había ido y encontrábase sólo ante la infinitez de un vagón cuyo único habitante era él.


Entonces notó que se acercaba al tunel y su corazón comenzo a latir con mayor fuerza…

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